SITGES 2010: FASE 7

Reconozco que “Fase 7” no me entusiasmó. En parte no es culpa suya, fue víctima de las circunstancias de visionado. Cuando empezaba la película yo aún estaba macerando en mi cabeza lo grande que era “Rare Exports”. Es lo malo de ver tantas películas seguidas. Sin embargo, cuando ayer me enteré de que había sido finalmente galardonada con el premio al mejor guión, tampoco me resultó tan extraño, ya que sin duda el mayor acierto de la película es el desarrollo de una idea original y extravagante como pocas veces habíamos visto.

Rara vez llegan a nuestro país propuestas latinoamericanas de género realmente interesantes. Cuando nos hablan de cine argentino, solemos asociarlo rápidamente a dramas sociales o comedias románticas con muchos diálogos y poca chicha. Sin embargo, “Fase 7” es, en esencia, totalmente distinta.

Inspirada en la alarma social y las teorías de la conspiración que surgieron durante el desarrollo de la temida “Gripe A”, la película cuenta la historia desde el punto de vista de un joven matrimonio: Coco (Daniel Hendler), un pusilánime al cuadrado, y Pipi (Jazmín Stuart) una mujer de carácter –y embarazada de 7 meses-. Enfrascados en su vida cotidiana no dan importancia a las alarmantes noticias de la televisión sobre la “pandemia” que azota el mundo, hasta que su edificio es puesto es cuarentera, y tienen que permanecer aislados durante tiempo indefinido.

Durante el encierro, se producirán disputas en la peculiar comunidad de vecinos, y Coco se verá obligado por las circunstancias a estrechar lazos con Horacio, el vecino de arriba, un paranoico obsesivo que ve en la cuarentena la oportunidad perfecta para sacar a pasear toda su colección paramilitar (armas de todo tipo, trajes antibacteriológicos y hasta sofisticadas trampas). A medida que pasa el tiempo, la historia se va desmadrando y volviéndose más surrealista, incluyendo ciertos toques de gore sorprendentes.

Sin duda el mayor acierto de la película reside en la peculiaridad de sus diálogos y en el buen uso del humor que siempre ha caracterizado la comedia argentina. El director hace un hábil uso del lenguaje, haciendo que resulten creíbles situaciones de lo más hilarantes. Sin embargo, el hecho de que la película se sitúe en unos pocos espacios (debido al encierro) hace que el ritmo flojee en ciertos pasajes, y que la trama resulte algo cansina en su parte final, donde la sorpresa ya ha perdido su fuelle y los personajes ya no resultan tan graciosos.

Sin embargo, como opera prima que es (su director es el hasta ahora montador Nicolás Goldbart) resulta un ejercicio de género bastante notable, demostrando que el cine latinoamericano también puede ofrecer propuestas interesantes de cine fantástico y ciencia ficción.

 

Lo mejor:

-Siempre es un placer ver a Federico Luppi en pantalla, especialmente en un pequeño papel tan sorprendente como en este caso.

El humor, presente en todo momento, que no sólo se maneja bien en los diálogos sino también en la creación de situaciones (especialmente remarcable la escena en la que Horacio y Coco tratan de esconderse de Luppi y éste les descubre a través del espejo).

Lo peor:

La película es muy bizarra, quizás demasiado para mi gusto. Me recuerda bastante al cine de Alex de la Iglesia (especialmente en “La Comunidad”). Y en mi opinión tiene las mismas carencias y virtudes que aquella (salvando las distancias).

-Se alarga demasiado, y pierde fuelle durante algunos pasajes.

Nota: 7/10

 

Merche Moreno Barbero
para
www.cineactual.net