El director quiere hacerse con su tercera entrega basada en videojuegos tras Mortal Kombat y Resident Evil y adaptarla así a su visión del conocido RPG.
Aunque en cuanto a números nadie le puede discutir a Paul W.S. Anderson la rentabilidad de sus películas, es cierto que hay que saber verlas con un ojo menos crítico de lo habitual. Con Mortal Kombat quiso hacer algo demasiado serio y lo que surgió de ahí es carne de memes y algo reconocido en el tiempo como una muy mala película, de serie B y con un Christopher Lambert decadente.
Con Resident Evil supo ver el error. No alcanzaría jamás presupuestos para películas AAA, así que optó por hacer una muy buena película de Serie B en vez de una mala película A. Comenzó la saga Resident Evil de Milla Jovovich. Y fue todo un éxito a nivel mundial (alcanza ya más de mil millones de dólares en todo el mundo).
No es de extrañar que Capcom deje que Anderson se atreva con Monster Hunter, juego RPG muy de culto en Japón y China y seguido aunque no tanto en occidente, capaz de vender consolas por sí misma (PSP o 3DS en diferentes generaciones).
La incógnita es si mantendrá ese espíritu de Serie B, con niveles de producción cercanos a un proyecto más alto e intentará comerse el mercado asiático al igual que ya ha hecho con Resident Evil. Un héroe, cazar monstruos en una época bárbara/medieval y lo mejor de todo, unirse a otros héroes con más armas y mejor equipamiento para cazar a ese dragón legendario imposible de capturar.
